No voy a decir que no existan bibliófilos de ese tipo. Gente rara hay en todas partes, incluso en la política. Gracias a ellos algunos libreros de viejo viven como el Maharajá de Kapurthala.
Sin embargo la mayoría de los bibliófilos, por lo menos los que yo conozco, no responde a ese estereotipo. Es evidente que a todos nos gusta que nuestro ejemplar esté en el mejor estado posible. Claro que mimamos nuestros libros. Pero preferimos una modesta encuadernación en pergamino de época, aunque no esté en perfectas condiciones, que otra moderna "fashion top". Si nos decidimos a encuadernar, por el mal estado de la original, buscamos la encuadernación mas adecuada al libro, que no es necesariamente la mas lujosa. Cuando mandamos restaurar algún ejemplar, lo hacemos siguiendo unas normas sagradas. La restauración, siempre encomendada a un buen profesional, debe ser visible y, siempre que sea posible, reversible. Se trata de "curar" un libro no de intentar esconder sus defectos.
Todos tenemos algunos ejemplares en nuestra biblioteca que distan mucho de la perfección. Pueden estar faltos, sucios, etc. Y sin embargo tenemos especial debilidad por ellos. Su aspecto desvalido despierta una especial ternura en nuestro corazoncito de bibliófilo.
El libro que traigo hoy es un buen ejemplo. Lo adquirí hace unos cuantos años. Entonces ya presentaba el triste aspecto que hoy tiene. Muchas veces he pensado restaurarlo. Sin embargo me resisto a hacerlo. Creo que perdería parte de su encanto. Así lo compré y así me gusta. ¿Que haríais vosotros?. Me gustaría conocer vuestra opinión sobre este asunto.
EPICTETO,
Y PHOCILIDES
EN ESPAÑOL CON
CONSONANTES
Madrid, por María de Quiñones. 1635. 16º. 1ª Edición.( fecha sacada del Colofón).
Encuadernado en pergamino de época. Estado bastante deficiente. Lomo arrugado y roto por el centro. Vértice superior derecho casi desprendido. Guardas arrancadas ( los buscadores de hojas incunables de las narices).
Portada.Remisión del Vicario. Aprobaciones, licencias, privilegios, fe de erratas y tasas (14). Numerado en hojas. Dedicatoria a don Ivan de Herrera. Razón de esta traducción. Prevención a la pluralidad de los Dioses. Numerado en páginas de la 1 a la 9, luego por hojas. 88 hojas. Seguido de: Nombre, Origen, Intento, Recomendación y Descendencia de la Doctrina Estoica. Portada propia. Paginación independiente. 47 hojas. Falto de la hoja 57 a la 80 del Epicteto.
La impresión es muy cuidada, no en balde La Imprenta de María de Quiñones es una de las mejores de nuestro país en esa época: capitulares, adornos tipográficos. Incluso la calidad del papel, teniendo en cuenta que es ese siglo se hacía muy mal papel en España, es mas que aceptable.
Epicteto, ( 55-135 ), filósofo de la escuela estoica. No dejó obra escrita, pero su alumno Flavio Arriano, escribió parte de sus enseñanzas en dos obras, El Enchiridión y Los Discursos. (Wikipedia).
Estamos ante una obra del Quevedo erudito. Hay que tener en cuenta que D. Francisco dominaba las lenguas clásicas. Esta es la tercera traducción de Epicteto al castellano pero la primera en verso consonante, lo que obliga al traductor a ciertas licencias. Quizás lo mas interesante de la obra es la carta a D. Iván de Herrera, donde Quevedo aprovecha las enseñanzas de Epicteto para fustigar a la sociedad de su época. Es Quevedo en estado puro.
Buenas noches.