sábado, 10 de noviembre de 2012

¡QUE ALGUIEN LOS PARE!

Hay que pararlos. No podemos asistir impertérritos a semejante colección de desmanes y despropósitos . Embargos despiadados mientras los (ir)responsables de la economía nacional se pelean entre ellos y de dedican a inflar de dinero público a bancos que son auténticas cuevas de ladrones y de sinverguenzas para que especulen con la prima de riesgo nacional y se forren, mientras ponen en la puñetera calle a los que engañaron hace unos años para que pidiesen una hipoteca absolutamente imposible. Millones de gente sin trabajo y sin ninguna posibilidad de conseguirlo, mientras una ministra de trabajo que no ha trabajado nunca nos dice con sonrisa bobalicona (no podría ser de otra manera) que estamos saliendo de la crisis (gracias a la Virgen el Rocio como nos aclaró hace unos meses) y se queda tan fresca. La enseñanza a tomar por saco y el incapaz de turno preocupado en españolizar a los niños catalanes, mientras los niños de todo el Estado se quedan sin autobús escolar, sin profesores o, en muchos casos, directamente sin colegio, una tasas universitarias que pondrían en problemas al mismísimo Bill Gates y unos licenciados españoles a los que les quedan tres salidas: por tierra, mar o aire. La sanidad pública, otrora ejemplo en el mundo, puesta a la venta a amigos, correligionarios e, incluso maridos a precios de saldo mientras la gente se queda sin tratamientos ( lo del Hospital de la Princesa de Madrid es para echarse al monte con el trabuco del abuelo). Un presidente del Gobierno que cada vez que abre la boca es para desdecir lo que nos había prometido en su programa electoral. Un jefe de la oposición desaparecido en combate y preocupado solo en mantenerse en el cargo mientras su partido termina de desangrarse por las dentelladas que se propinan unos a otros para coger cacho ( a este paso poco van a pillar). Y los nacionalistas, como siempre, a lo suyo, a ver que pescan en aguas tan revueltas que seguro que algo cae.
Y para poner la guinda a esta debacle una institución que debería ser ejemplo para todos enfangada en escándalos económicos cuando no se dedica al noble deporte de masacrar elefantes.
Y mientras tanto hambre, dolor y lagrimas (falta la sangre, pero, a este paso nos vamos a jartar ). Y ni un puto Churchill  a la vista capaz de ilusionarnos y unirnos a todos en un proyecto solidario con el que salir de esta mierda. Y cada día mas pobres, y mas abandonados.
 Y como dijo aquel:
   "Quando a todos pidió le conocimos
    No nos conoce quando a todos toma
    y oy dexamos de ser lo que ayer dimos"
Siempre certero D. Francisco. Tan certero que, incluso las ve venir.

   "Tu ya, ó Ministro, afirma tu cuydado,
     En no injuriar al mísero, y al fuerte,
    Quando les quites oro y plata, advierte,
    Que les dexas el hierro azicalado.
     Dexas espada, y lanza al desdichado,
    Y poder, y razón para vencerte;
    No sabe pueblo ajuno temer muerte,
    Armas quedan al pueblo despojado.
    Quien ve su perdición cierta, aborrece
    Mas que su perdición, la causa della,
   y esta, no aquella, es mas quien le enfurece,
   Arma su denudez y su querella
   Con desesperación quedo le ofrece
   Venganza del rigor quien le atropella.

Sin comentarios.









                                                                      EL
                                         PARNASO  ESPAÑOL
                                                           Y
                                                    MVSAS CASTELLANAS
                                                        DE
                             DON  FRANCISCO
                       DE QUEVEDO VILLEGAS




Encuadernado en pasta española. Lomo con nervios y doble tejuelo.




Barcelona, Por RAFAEL FIGUERO, a la calle de los algodoneros. Año 1703. En 8º. 7ª edición.




Portada con perdida restaurada. Soneto laudatorio. Grabado xilográfico a toda página. Texto a dos columnas. Seis grabados alegóricos, uno por musa. Orlas. (4), 502, (18) páginas.




El Catálogo cita 12 ejemplares. Palau 244.399. Manchas de humedad dispersas.






En tiempos tan jodidos aconsejo un ratillo de Quevedo. No es que te reconcilie con el mundo, pero por lo menos pone las cosas en su sitio. Y te deja claro que en este puñetero país siempre pasa lo mismo. Los mismos sinverguenzas acaparando el poder y el pueblo pagando los desmanes de los poderosos. Y al final acabamos a leches, normal.


Buenas noches a casi todos.